Santuario de San Torcuato |
Desde tiempos inmemoriales la planicie ha contemplado el transitar de numerosos pueblos, desde los cazadores y recolectores del Paleolítico hasta el moderno trabajador de la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir que ahora gestiona el entorno de pinares y arbustos. Una ancestral ruta de ganado cruza la planicie de norte a sur, proveniente de Jaén y prueba de este transitar ganadero son los numerosos elementos arqueológicos encontrados durante la realización de nuestro estudio, como fragmentos cerámicos localizados en las proximidades de cuevas-refugio (diferenciadas de las denominadas cuevas-vivienda, adaptadas arquitectónicamente por el hombre) que se extienden desde el Bronce hasta prácticamente nuestros días.
Fragmento de cerámica de época del Bronce |
Cueva-refugio de los Almendros |
La convulsa situación militar que se extendió desde el siglo XIV hasta el final de la Guerra de los Moriscos en la segunda mitad del siglo XVI, provocó el abandono de muchas de estas cuevas ganaderas, hasta que la llegada de nuevos pobladores cristianos vuelva a reactivar las rutas trashumantes y nuevos pastores vuelvan a habitarlas hasta prácticamente nuestros días.
Cueva-vivienda de las Acacias |
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