lunes, 1 de octubre de 2012

LA PLANICIE DE FACE RETAMA A TRAVÉS DEL TIEMPO

Santuario de San Torcuato


Desde tiempos inmemoriales la planicie ha contemplado el transitar de numerosos pueblos, desde los cazadores y recolectores del Paleolítico hasta el moderno trabajador de la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir que ahora gestiona el entorno de pinares y arbustos. Una ancestral ruta de ganado cruza la planicie de norte a sur, proveniente de Jaén y prueba de este transitar ganadero son los numerosos elementos arqueológicos encontrados durante la realización de nuestro estudio, como fragmentos cerámicos localizados en las proximidades de cuevas-refugio (diferenciadas de las denominadas cuevas-vivienda, adaptadas arquitectónicamente por el hombre) que se extienden desde el Bronce hasta prácticamente nuestros días. 

Fragmento de cerámica de época del Bronce
  En época medieval, gran parte de estas cuevas-refugio fueron acondicionadas para su uso ganadero: a partir del cuerpo principal, fueron ampliadas normalmente con el picado de salas auxiliares a ambos lados y el alisado de paredes y techos. El terreno arcilloso en el que fueron labradas estas cuevas-refugio hasta transformarse en otras del tipo cueva-habitación permite la estancia cómoda durante el frío invierno del interior del sureste peninsular, manteniendo una temperatura que ronda los 20º.

Cueva-refugio de los Almendros






   La convulsa situación militar que se extendió desde el siglo XIV hasta el final de la Guerra de los Moriscos en la segunda mitad del siglo XVI, provocó el abandono de muchas de estas cuevas ganaderas, hasta que la llegada de nuevos pobladores cristianos vuelva a reactivar las rutas trashumantes y nuevos pastores vuelvan a habitarlas hasta prácticamente nuestros días.

Cueva-vivienda de las Acacias



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